Y nació la mujer, una rosa de sangre y útero tallada en piedra caliente
Quijotesca y bravía
La de mil roles y batallas
Con luz de luna faroleando en el ombligo
Templada a fuego y lágrimas
Mansa y rebelde
Dos manos pequeñas para grandes caricias
Y un corazón enorme para guiar latidos
Con el coraje del mar para imponerse al aire
De pies pequeños y mirada asombrada
aroma a pan y frescura de agua
que sonríe y se queja
crea y construye
Verborrágica, el Creador le puso brisa de la mañana en cada gesto
Con la fuerza del viento
lucha
vive
muere y vuelve resucitar
Le tatuó el vientre para albergar promesas, inmortalizando el futuro
Idéntico poder que El para generar vida
ternura para soplar huracanes
sabiduría para conducir misiones.
Y los ángeles sintieron envidia
Y hasta el diablo sucumbió
El hombre por fin se hizo hombre
y Dios confirmó: La mujer, su mejor creación